Psicología Clínica Niños y Adolescentes.
Es parte de un campo integrado de ciencia y práctica en la cual los principios de la Psicología son aplicados dentro del contexto de la salud pediátrica. Esta disciplina tiene como objetivo promover la salud y el desarrollo de niños, adolescentes, y sus familias, mediante el empleo de métodos basados en la evidencia.
Las áreas de experiencia dentro del campo incluyen, pero no están limitadas solo a Factores psicosociales, del desarrollo y contextuales que contribuyen a la etiología, curso y resultado de condiciones pediátricas médicas-
Evaluación y tratamiento de los fenómenos conductuales y emocionales concomitantes de los trastornos del desarrollo, prevención de enfermedad y daño; promoviendo los estándares actualizados de medidas y comportamientos relacionados con la salud, mejorando los sistemas en cuanto a la asistencia médico-psicológica, que facilite un plan para cubrir las necesidades con el fin de mejorar la calidad de vida de los de niños, adolescentes, sus familias teniendo en cuenta todos los aspectos que abarcan su entorno en general.
En este análisis, el especialista tratará los fenómenos y las irregularidades del desarrollo psíquico del niño o adolescente. Esta rama de la psicología se centra en la evolución de los aspectos físicos, motores, cognitivos, perceptivos, afectivos y sociales.
La psicología de niños y adolescentes atiende dos variables: la ambiental, por ejemplo la influencia de los padres o los amigos; y la biológica, determinada por la genética.
Contamos con un equipo de psicólogos especializados en el ámbito de la psicología de niños y adolescentes. Estas etapas son privilegiadas en el desarrollo de la identidad de cada uno.
Nuestro centro médico-psicológico multidisciplinario especializado, tiene en cuenta el desarrollo de la personalidad, las emociones y el comportamiento del niño o adolescente en cada etapa evolutiva de su vida.
Nuestros psicólogos avalados por el resto del equipo cuando el caso lo requiere, evalúa e interviene en todos aquellos aspectos que puedan estar interfiriendo en el adecuado ajuste del niño o adolescente a su medio.
Partimos de la concepción de que los niños y los adolescentes sean reconocidos como seres en desarrollo, donde la evolución de lo afectivo, cognitivo y social depende directamente de las condiciones ambientales de su entorno. Nuestro servicio pondera un enfoque global del niño y el adolescente, que integra nuestro pensamiento tanto en la familia o en la escuela y en las condiciones sociales, culturales, y antropológicas que los rodean. Es importante, por otra parte, también conocer las condiciones neurobiológicas que regulan este desarrollo, que determinan las situaciones que nos estipulan, un posible progreso y sus límites. Este enfoque integral requiere una multiplicidad de puntos de vista que tratamos de desarrollar en nuestro servicio, pero que requiere, de hecho, una estrecha colaboración de todos los servicios vinculados; psicología de familia, neuropediatria, antropología del niño etcétera . Esto explica la multiplicidad de intereses, los diversos métodos de estudios y análisis desarrollados en nuestro centro, por el equipo multidisciplinario, técnicos y colaboradores externos. Esto nos permite una diversidad de enfoques, donde tenemos que tener en cuenta la edad del niño o adolescente, su desarrollo, para poder cuantificar su potencial, así como también la complejidad de la psicología clínica de este último.
• Problemas a tratar en la Infancia:
Trastornos de Conducta:
Bajo este epígrafe se agrupan comportamientos muy diversos y de severidad dispar, donde se incluyen la desobediencia, provocación, negativismo, hostilidad, perder los estribos con facilidad, discutir con adultos y desafiarlos, hacer deliberadamente cosas que molestan a otros, agresividad hacia uno mismo y/o hacia los demás, engañar, robar, destrozar bienes propios y/o ajenos, vandalismo, incendios provocados, violar reglas o incumplir normas, escaparse de casa, absentismo escolar,…
Acoso escolar o bullying:
Es el abuso o maltrato, sin motivo evidente, que sufre un menor intencionada y repetidamente por parte de uno o varios compañeros del ámbito académico. Puede ser maltrato físico, psíquico, social o verbal.
Amigos imaginarios:
A pesar de ser un fenómeno que enriquece la imaginación y la interacción social, es importante observar la evolución del problema. Los “amigos imaginarios” suelen ser casos idealizados (duendes, hadas y superhéroes) o amistades invisibles con las que compartir sus juegos.
Trastorno de Déficit de Atención con/sin Hiperactividad (TDAH):
Si bien muchas personas pueden ser o estar intranquilas y distraídas, estas cualidades deben ser más intensas, persistentes y perturbadoras para poder acreditar un diagnóstico de TDAH. Los síntomas nucleares del trastorno son el déficit de atención, la impulsividad y la falta de atención y éstos deben causar dificultades en múltiples áreas, por ejemplo, en la escuela, el hogar o con amigos.
Trastornos Generalizados del Desarrollo y/o Trastornos del Espectro Autista:
Los trastornos generalizados del desarrollo generalmente son evidentes en los primeros años de vida. Los niños con estos trastornos tienen dificultades en el desarrollo temprano del lenguaje, la comunicación, la socialización y la motricidad.
El trastorno autista y el síndrome de Asperger (SA) son dos de las formas más comunes de trastornos generalizados del desarrollo (TGD). En general, los niños con síndrome de Asperger no presentan las deficiencias cognitivas o de lenguaje que manifiestan los niños con trastorno autista. Sin embargo, en ambos trastornos, los niños tienen dificultades para comprender las situaciones sociales y carecen de habilidades empáticas. Ambos trastornos pueden considerarse incluso puntos extremos de un mismo espectro.
De hecho, los niños diagnosticados de TGD podrían ubicarse en cualquier punto de este espectro, presentando cuadros muy heterogéneos tanto a nivel conductual como funcional.
Trastornos del Habla y/o del Lenguaje:
A diferencia del simple retraso del lenguaje, los trastornos del lenguaje, se caracterizan por una anomalía en el desarrollo del Lenguaje. Las manifestaciones clínicas varían y pueden percibirse como una dificultad articulatoria, en la compresión del lenguaje, en su procesamiento o en la expresión verbal. De hecho, hay niños que, aun teniendo un trastorno del lenguaje, pueden producir sonidos y su discurso se puede entender.
Los trastornos del lenguaje en raras ocasiones se deben a una falta de inteligencia, pero si pueden ocurrir en niños con otros problemas del desarrollo, con trastornos del espectro autista, con hipoacusia y con dificultades de aprendizaje.
Un trastorno del lenguaje también puede ser causado por daño al sistema nervioso central, el cual se denomina afasia. Trastornos de Ansiedad: Incluyen miedos, fobias, dificultades para separarse del adulto, obsesiones y compulsiones, traumas,)
• Trastorno de Ansiedad por separación (TAS): un temor extremo de ser separado del hogar o de la persona principal que lo cuida
• Trastorno de Ansiedad generalizada (TAG): una preocupación excesiva e incontrolable
• Fobia Social: temor excesivo a ser evaluado negativamente, a ser rechazado, humillado o avergonzado frente a los demás
• Trastorno de Pánico con/sin Agorafobia: episodios de ataques de pánico, que cursan con síntomas como falta de aire, palpitaciones, hormigueo y sensaciones de adormecimiento, oleadas de frío o calor, o terror al encontrarse en ciertos lugares o situaciones.
• Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC): presencia de obsesiones o compulsiones que el niño siente que no puede controlar y que son lo suficientemente graves como para interferir en las actividades de su vida diaria. Las obsesiones son pensamientos reiterados e indeseados que a menudo se relacionan con miedos de contaminación. Las compulsiones son conductas reiteradas y sin sentido, que se manifiestan para intentar neutralizar pensamientos o impulsos. Los rituales de control y lavado son particularmente comunes en los niños.
Los niños con TOC pueden desempeñarse satisfactoriamente a nivel académico, pero pueden tener dificultad para realizar sus tareas, ya que suelen necesitar que todo salga perfecto. Los síntomas que son graves y consumen tiempo pueden comprometer la autoestima e interferir en el desempeño con sus amistades y familiares. Si no se tratan, los trastornos de ansiedad pueden provocar dificultades en otras áreas, por ejemplo, se pueden dificultar las relaciones con los iguales ya que un niño con fobia social evita las situaciones sociales.
Mutismo selectivo:
El mutismo selectivo se refiere al silencio selectivo en un niño que habla sin problemas en situaciones muy familiares. Los niños con mutismo selectivo se desenvuelven y hablan normalmente en el ambiente familiar próximo; sin embargo, cuando hay personas poco conocidas, se vuelven tímidos y retraídos. Algunos niños evitan el contacto visual y no se comunican de ninguna manera con los demás. Otros no recurren a gestos ni cambios en su expresión facial. A pesar de que es poco común, el mutismo selectivo merece mucha atención porque persiste y tiene un impacto funcional (social, educativo) en los niños pequeños
Trastorno por Estrés Postraumático (TEPT):
Un niño o adolescente puede desarrollar este trastorno, después de presenciar o estar expuesto a una situación traumática extrema en la que el mismo menor o una persona importante se ve involucrada en una amenaza de lesión o muerte o incluso en un hecho real de lesión o muerte que causa miedo, desprotección u horror intenso. En la mayoría de los casos, la conmoción y angustia inicial provocadas por el trauma disminuyen con el transcurso del tiempo, y las heridas emocionales se procesan y disipan. Cuando el recuerdo del trauma no disminuye y la perturbación provoca trastorno en diferentes áreas de la vida, el niño se encuentra en riesgo de desarrollar trastorno de estrés postraumático (TEPT).
Trastorno Somatomorfo (Enfermedad Psicosomática):
A veces un niño o adolescente se queja continuamente de una molestia o un dolor , sin que pueda encontrarse una causa médica que lo explique. Sin embargo, el dolor o la molestia son muy reales para el joven. El niño o adolescente puede estar sufriendo una enfermedad psicosomática (trastorno somatomorfo) y puede estar expresando sus conflictos emocionales a través de las quejas físicas. Los trastornos somatomorfos diagnosticados en niños incluyen el trastorno de conversión, trastorno de somatización, trastorno dismórfico corporal, hipocondría y trastorno del dolor.
Trastornos Afectivos y/o del estado de ánimo:
• Trastornos Depresivos. Los niños que sufren depresión pueden acusar síntomas característicos como pueden ser desánimo, baja autoestima, desesperanza y culpa, pero muy a menudo también pueden mostrarse irritables, imposibles de complacer, con mal humor y oscilan de la tristeza profunda a la ira repentina. En casos más graves puede acompañarse también de dificultades para concentrarse, cansancio, problemas para dormir, problemas de apetito, retraimiento social, intranquilidad o aletargamiento, disminución del interés o del placer en las actividades, pensamiento de muerte. A veces los jóvenes sienten que el suicidio es la única forma de detener el dolor. Los padres deben tomar en serio cualquier conversación sobre suicidio o muerte, y consultar de inmediato a un especialista en salud mental.
• Trastorno Bipolar/ Trastorno maníaco depresivo:
Se caracteriza por cambios de humor persistentes e intensos que van desde la depresión hasta la manía. Estos estados de ánimo son fuertemente intensificados o claramente diferentes de la personalidad habitual del niño, y su intensidad y duración son muy exageradas y desproporcionadas a los hechos que las pueden precipitar. La persona con trastorno bipolar experimenta los signos típicos de depresión (ya descritos) al igual que los signos de manía (euforia, sentimientos de grandiosidad y invencibilidad, energía inusual, disminución de la necesidad de sueño, conductas de riesgo e incluso una pérdida del contacto con la realidad) que producen alteraciones en el funcionamiento. Cada fase puede durar varios días o meses. El trastorno es poco frecuente en niños menores de doce años de edad, y a menudo se diagnostica en la adolescencia.
Trastornos Reactivos de la Vinculación:
La vinculación hace referencia al lazo íntimo que se forma entre un niño o bebé y la principal persona a cargo. Una vinculación segura se considera vital para el desarrollo emocional del niño y su capacidad para establecer otras relaciones sociales saludables. Los bebés y niños con este trastorno muestran una relación social inapropiada para el nivel de desarrollo, y no inician ni responden como deberían a la mayoría de las interacciones sociales.
Existen dos tipos principales de trastorno reactivo de la vinculación:
• Tipo inhibido, que se caracteriza por la incapacidad persistente de iniciar y responder a la mayoría de las interacciones sociales de forma apropiada para el nivel de desarrollo.
• Tipo desinhibido, que se caracteriza por la sociabilidad indiscriminada o la falta de selectividad en la elección de figuras de vinculación.
Trastornos de Aprendizaje
Conllevan una dificultad para adquirir competencia en algunas áreas como por ejemplo: la lectura, las matemáticas, la expresión escrita y las habilidades sociales; según lo esperado para su edad, nivel escolar e intelectual. Los tipos más importantes de trastornos del aprendizaje son trastorno de lectura, trastorno del cálculo, trastorno de expresión escrita y trastorno de aprendizaje no verbal.
Síndrome de Gilles de la Tourette y Otros Trastornos por Tics:
Se caracterizan por tics vocales y motores involuntarios que pueden variar e incrementarse y reducirse con el transcurso del tiempo. Un tic motor es una contracción nerviosa rápida y reiterada que produce un movimiento rápido y repentino. Los tics motores más comunes son parpadear, encogerse de hombros, y hacer muecas y movimientos con la nariz. Un tic vocal es un sonido realizado involuntariamente y puede incluir ruidos y sonidos sin sentido, entre ellos, gruñidos, chasquear la lengua, silbar y despejarse la garganta. Es posible también tener solamente tics motores o tics vocales. Este trastorno se inicia durante la infancia o adolescencia temprana, y puede incluir períodos de remisión que pueden durar varios años. La gravedad, frecuencia y variabilidad de los síntomas pueden disminuir durante la adolescencia y edad adulta. En otros casos, los síntomas desaparecen completamente, en general en etapas adultas tempranas.
Trastornos Psicóticos y Esquizofrenia Infantil
Se caracterizan por un pensamiento perturbado vinculado con ideas falsas o “disparatadas”, alucinaciones (ver, escuchar o sentir cosas que no están allí) así como una conducta y el lenguaje desorganizados o “sin sentido”. Los niños y adolescentes que sufren estos trastornos pueden perder contacto con la realidad y son incapaces de controlar su pensamiento o su conducta. Hay casos de afectación severa donde se pueden llegar a tener pensamientos de hacerse daño a uno mismo o a otras personas.
La esquizofrenia supone el cuadro más grave y de peor pronóstico, puede tener un inicio gradual, con síntomas de aislamiento y alteraciones del lenguaje que se tornan evidentes con el transcurso del tiempo, o puede tener un inicio repentino en la adolescencia.
Trastornos de la eliminación
Se refiere a una falta de control esfinteriano, que lleva a los niños a orinarse (enuresis) o defecar (encopresis) involuntariamente sin que exista una enfermedad orgánica que lo genere. Para su diagnóstico requiere que haya pasado el tiempo en que el control intestinal y urinario es fisiológicamente posible, momento que coincide habitualmente con la edad en que el niño ya logra usar el inodoro, en general los 4-5 años de edad. Este diagnóstico es más común en niños pequeños, pero puede darse hasta los 10 ó 12 años. La experiencia clínica sugiere que no suele durar más allá de la adolescencia.
Trastornos del sueño
Nos referiremos fundamentalmente a todos aquellos trastornos que son consecuencia de alteraciones endógenas en los mecanismos del ciclo sueño-vigilia, y que con frecuencia se ven agravados por factores de condicionamiento. Se incluyen como los más frecuentes: los terrores nocturnos, las pesadillas, las dificultades para conciliar el sueño, los despertares frecuentes y/o precoces, el sonambulismo, …
También existe la posibilidad de que algunos trastornos del sueño surjan como consecuencia de malos hábitos (dificultad para dormir solo) y/o sean secundarios a otros problemas psicológicos/psiquiátricos (ansiedad/miedos, depresión,).
Obtenido de http://www.psiquiatriainfantilyjuvenil.es
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